abril 19, 2025
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Hace ya unos meses, quedé ojiplático viendo una entrevista que hicieron en Sálvame TooQ a un escritor muy pero que muy interesante, así que decidimos contactar con él para no quedarnos atrás.

Héctor Martínez Sanz (Madrid, 1979) es Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid y Diplomado en Literatura por la Sociedad Cervantina de Madrid. Es profesor titular de Filosofía, Lengua y Literatura en un Centro de Formación del Profesorado privado de Madrid.

Con este palmarés, he de reconocer que tuve que borrar varias veces lo que llevaba escrito porque me parecía demasiado banal para alguien que tiene tanto que decir. Por suerte, Héctor es tan docto como amable, por lo que estuvo encantado de responder nuestras preguntas. Así pues, para no dilatar más la introducción, aquí os dejamos el resultado de nuestra osadía y su generosidad:


Retrato del autor, de manos del artista Tudor Șerbănescu.

¿Qué te llevó a interesarte por la traducción y publicación de obras de autores poco conocidos?

Empecé a traducir en la universidad. No soy traductor profesional, pero a menudo debía recurrir a fuentes bibliográficas que no estaban en español, capítulos de libros o artículos, y al leer en la lengua original, tenía que  traducir páginas o pasajes que se me escapaban, como buenamente pudiese, cuando aún no existían las herramientas y recursos que existen hoy. Con la tontería acababa con la mitad del artículo traducido o con un buen número de páginas del mismo. También por entonces empecé a leer obras decimonónicas y descubrí que había algunas que no estaban traducidas. Eran obras y autores que habían caído en la maldición del dominio público. Digo maldición porque son obras que cualquiera puede traducir, editar y publicar, y por eso no resulta rentable para las editoriales. Sobre todo si el autor es hoy desconocido. Incluso pueden ser autores muy conocidos, pero que se trate de una obra considerada menor en su producción o una rara avis que no está en las coordenadas de sus títulos más representativos. Verás que las editoriales sí reeditan obras muy conocidas y autores renombrados en volúmenes coleccionables para kioscos, en septiembre, tras el verano, o en ediciones anotadas, académicas y escolares. El resto solo en la segunda mano, si es que lo encuentras en condiciones y a un precio asequible. Entonces me planteé por qué no editarlas yo mismo y devolverlas a la circulación.

El dominio público debería hacer que todo el mundo tuviese acceso al autor y a su obra, pero acaba por enterrarlos en el pasado y los hace caer en el olvido. Hay digitalizaciones con muy buena resolución de la primera edición en un PDF, fantástica labor de las bibliotecas para compartir sus fondos, pero incómodas para la lectura en dispositivos. Hay ediciones digitales en las que simplemente se ha incrustado el texto con el mínimo de edición, y con errores de OCR, y tampoco es agradable a la vista ni la lectura es cómoda. En no pocos casos, se trata de obras dispersas por la prensa de entonces, cuentos, novelas seriadas, y lleva mucho tiempo y esfuerzo reunirla revisando las hemerotecas digitales. Alguien lo tenía que hacer.

¿Cómo descubres estos textos? ¿Tienes algún criterio específico para elegir qué obras traducir y rescatar?

Al principio el único criterio fue el gusto personal, la curiosidad literaria, las amistades y la casualidad. A lo mejor leyendo alguna crítica, en alguna conversación o con algún texto sobre algún tema de mi interés me topaba con un nombre desconocido y, claro, siendo de mi interés el tema, la curiosidad me llevaba a buscarlo. De la experiencia aprendí poco a poco dónde buscar, a quién buscar, qué géneros, en qué bibliotecas digitalizadas, en qué publicaciones periódicas, librerías de viejo, Moyano o ferias como la del Libro Antiguo y de Ocasión. Pienso qué autores y obras pueden resultar interesantes para el lector actual o, sobre todo, para determinados círculos, porque no puedo pretender atraer al lector general del siglo XXI, mayormente consumidor de novela ligera o bestsellers de fórmula fija, con obras decimonónicas alejadas de su realidad.

Los lectores de estos libros pertenecen a círculos muy específicos, con interés hacia determinadas épocas, géneros o temáticas. Por ejemplo, existe en nuestros días un renacer del relato, el cuento, la novela corta, así como los géneros psicológico, de terror, gótico, simbolista, malditismo, de ciencia ficción o de fantasía. Y aunque no solo en esto, mi atención y radar literario están activados en esa dirección.

¿Has encontrado alguna obra o autor que te haya sorprendido especialmente? ¿Por qué?

Te diré cuatro autores, porque no sabría con cuál quedarme para responder. Del primero, el Conde Stenbock. De él supe por Pedro Ortega, director de la revista Herejía y Belleza, y fue él quien me dijo que era un autor de la literatura gótica decimonónica tan asombroso como absolutamente olvidado y que, además, no estaba traducido. Logré hacerme, y no fue fácil entonces, con copias digitales de sus relatos en inglés y edité el volumen más conocido suyo Estudios sobre la muerte, al que añadí otros relatos que el conde había publicado por separado. Un alemán del Báltico absolutamente excéntrico, esteta decadente y bohemio prototipo del siglo XIX, que introduce el homoerotismo en el género del terror de una forma maravillosa, y trabaja la mitología del vampiro, del hombre lobo, o la mitología más clásica griega, desde un fondo psicológico y un esteticismo cuidado, y también sobrecogedor.

Las otras dos son la escritora estadounidense Gertrude Barrows Bennett (aka. Francis Stevens) y la británica Edith Nesbit. De Barrows Bennett he publicado dos libros: la novela Las cabezas de cerbero, para mí la primera novela distópica moderna (que me perdonen los acólitos de Zamiatin), y otro volumen con la novela corta El fuego solar, junto a varios relatos que sacó en las revistas pulp. Esta autora, a la que han apodado la dama de la fantasía oscura, además de en la distopía y los mundos paralelos, se adelanta, por ejemplo, a las historia de origen de los superhéroes de mediados del siglo XX, o a la caracterización de los elfos de un modo más próximo a la mitología de Tolkien. A menudo la comparan con Lovecraft en la creación de monstruos cósmicos y espacios oníricos.

Con la segunda, Edith Nesbit, me lancé a publicar una colección con toda la prosa inédita que incluye relatos de terror, costumbristas y novelas. Un proyecto titánico que va ya por el séptimo volumen. Es una autora fascinante, muy conocida por su producción infantil, influyente en autores incluso actuales, pero que en su narrativa “de adultos” (aunque no me guste hacer esta distinción) despliega un gran conocimiento de la literatura inglesa y hace constantes referencias desde el siglo XVI con Shakespeare y el XVIII, con autores como Ann Radcliffe y Horace Walpole, atraviesa toda la literatura romántica, victoriana y eduardiana de su tiempo, con especial atención al realismo social de Dickens y los autores de la sensation novel, como Read o Collins, sin olvidarme de Mary Shelley, Conan Doyle o del omnipresente E. A. Poe, cuya obra tiene muy presente en sus relatos, hasta el punto de homenajearlo en varias ocasiones. Ella escribía también poesía y no pierde oportunidad de incluir en sus obras a poetas como Omar Jayam, Byron, Keats, Wordsworth, Tennyson, Bulwer-Lytton o Robert Browning, entre otros.

El cuarto es Stanley G. Weinbaum, cuya corta producción literaria, alabada por nada más y nada menos que Asimov, me encantó. Es muy conocido por la novela Una odisea marciana, novedosa en la literatura de exploración espacial y la manera de presentar a los extraterrestres como vida inteligente. De él publiqué la traducción de la serie de relatos futuristas que tienen de protagonista al estrambótico doctor Haskel van Mandepootz y su antiguo alumno y escudero Dixon Wells, que permanecía desconocida para el público en español.

En realidad, podría seguir. Todos los que he recuperado tienen algo que para mí los hace únicos, interesantes, necesarios.

¿Qué retos enfrentaste al traducir y adaptar estas obras al público actual?

Insisto en que no soy traductor profesional. Tardo el triple o más que cualquier profesional por mis propias limitaciones, conocimientos y el tiempo de que dispongo, además de que solo puedo traducir en una dirección, hacia el español, idioma del que conozco bien su lenguaje literario, y solo desde unos pocos idiomas, lenguas romances, que son las más próximas al español, o el inglés, que es la más estándar hoy. Obviamente, necesito echar mano de múltiples recursos que van desde diferentes diccionarios académicos y de uso, diccionarios contextuales y de slang, históricos, enciclopedias, foros donde preguntar y compartir, ediciones en otros idiomas de la misma obra para comparar o traducciones existentes para orientarme, y varios traductores IA de apoyo.

No se trata de insertar a un traductor IA el texto y publicar el resultado sin más, porque el traductor IA, por bueno que sea, comete muchos errores con el lenguaje literario y figurado de uno y otro idioma, o con expresiones y palabras cuyo uso ha cambiado, o cuyo referente, simplemente ha desaparecido y ya no existe, o se da sobreentendido y mil cosas más tras un siglo. Uno de los casos más curiosos fue con el libro Como en casa [In Homespun] de Edith Nesbit, que está escrito imitando la fonética del dialecto de Kent. Los traductores IA con libros como este fallan estrepitosamente.

Por otro lado, respecto de adaptar la obra a la actualidad, no creo en la revisión presentista que se hace hoy. Respeto al máximo los derechos morales del autor y la integridad de la obra, más si el autor no está entre nosotros. También todo aquello que creo que pueda ser difícil de entender por falta de contexto, juegos de palabras, o información relevante como referencias metaliterarias y demás, van indicados con su pertinente nota al pie. Es decir, lo que trato de hacer es una edición anotada o comentada que ayude en la lectura.

¿Crees que hay un patrón en la historia que hace que ciertos autores queden en el olvido mientras otros se consagran?

Más que patrón, son los diferentes prejuicios. Si el escritor va por libre, no cuenta con padrino de algún tipo difícilmente va siquiera a aparecer en la crítica de la prensa o en los medios ni lo van a contemplar las editoriales fuertes. Esto ha sido siempre así. Uno tenía que ser ingenioso, tener el magnetismo de un Oscar Wilde o hacer como el pícaro de Zorrilla, que se plantó en el entierro de Larra y declamó en alto hasta quebrársele la voz unos sentidos versos por la muerte del escritor… al que no conocía de absolutamente nada ni lo tenía entre sus lecturas predilectas. Pero salió en el papelare. Si no hubiera sido así, lo mismo no sabríamos nada de Zorrilla.

La ideología política pesa mucho. Si echamos un vistazo a los temarios de Literatura de unos tiempos y de otros, veremos llamativas ausencias. Siempre se ha hablado de la censura y silencio en la escuela franquista sobre autores como Rafael Alberti o Miguel Hernández, entre otros, pero poco se habla hoy de ausencias de nombres como Ramiro de Maeztu o Pedro Muñoz Seca, ambos fusilados al comienzo de la Guerra Civil del 1936 por el bando republicano, o poetas como Luis Rosales, Dionisio Ridruejo, José María Pemán, o dramaturgos como Alfonso Paso. La venganza de don Mendo, siendo la cuarta obra dramática española más representada de todos los tiempos en España, junto a Don Juan Tenorio, La vida es sueño y Fuenteovejuna, es hoy absolutamente desconocida.

«No es difícil que un autor, que un buen autor incluso, se pierda confundido en la maraña de la multitud. También es posible que muy malos autores la rompan en un momento dado y hasta se consagren.»

Otro caso en el siglo XIX lo representan muchas mujeres publicaban bajo pseudónimo neutro, y en caso de hacerlo con su nombre y revelando su sexo, se debía a que contaban con alguna protección que las convertía en una excepción al prejuicio generalizado de entonces: que las mujeres solo escribían sobre cosas intrascendentes de mujeres, nada interesante a la postre, porque no tenían un conocimiento real del mundo. No es que no pudieran publicar, sino que partían con el hándicap de un prejuicio que las convertía en malas apuestas editoriales. Algunas, a pesar de tener que ocultarse, han logrado traspasar la barrera del tiempo con su nombre propio. Otras con su pseudónimo. Pero muchas se han quedado en el camino.

Otro ejemplo concreto: Echegaray, nombre que en Madrid se conoce porque es una calle que comunica la Carrera de San Jerónimo cruzando el Barrio de las Letras y la zona de bares del centro hasta Huertas, pero pocos saben que fue el primer Nobel de Literatura español, que gozó de éxito en los teatros, y que fue un verdadero genio matemático. Pesó sobre él la injusta rebelión de la juventud noventayochista, y terminó olvidado. De él, por cierto, recuperé en un volumen titulado Narraciones y monólogos la mayor parte de sus relatos en prensa.

Además, conforme la tasa de alfabetización aumenta en el siglo XIX, con ella aumentan las personas que ven en ello una posibilidad de ascenso social y se buscan las habichuelas con la escritura, hasta entonces considerado un privilegio. Si echas un vistazo a ejemplares de periódicos del siglo XIX verás nombres y nombres publicando relatos, novelas por entregas, poemas, críticas, muchos del montón, pero otros tantos que sí fueron aplaudidos, que gozaron de fama y favor, y que no han perdurado, cayeron en el olvido… No es difícil que un autor, que un buen autor incluso, se pierda confundido en la maraña de la multitud. También es posible que muy malos autores la rompan en un momento dado y hasta se consagren.

¿Cómo es el proceso de publicación de estas obras? ¿Has tenido dificultades para que lleguen al público adecuado?

Al editar de forma independiente, uno debe hacerlo todo: corregir, diseñar, maquetar… Debes organizarte muy bien. Mi proceso tiene dos fases y varias etapas.

En la primera fase, empiezas por investigar y localizar los textos en condiciones, ya sea en bibliotecas en la Red, ejemplares de segunda mano en ferias y librerías de viejo, hemerotecas digitales etc. Después, si son digitalizaciones o si tengo que escanear, extraigo el texto en bruto y editable mediante OCR, y a continuación debo revisar y corregirlo para evitar los fallos de la extracción misma o de origen. Siempre es bueno asegurarse de tener el texto completo y legítimo: ver si hay distintas versiones, comprobar si existen discrepancias y averiguar a qué se deben. Una tercera etapa implica las obras que deben ser traducidas, donde entra en juego mi propia lectura con la ayuda de las herramientas que antes te mencionaba.

Una vez que ya tengo el texto en bruto, empieza la fase de edición: por un lado, el diseño del interior y, por otro, el proceso de maquetación mismo. En este momento, sobre todo, hay que pensar en cómo agregarle valor al libro. A esto le siguen nuevas revisiones del trabajo hecho, porque siempre hay errores que pasas por alto y erratas, que sabes que están aunque no las veas. El objetivo real es que sean las menos posibles.

Habitualmente redacto una extensa introducción con una biografía y un estudio crítico de la obra que estoy editando. No basta con ofrecer el texto tal cual. Esto ayuda al lector, que desconoce a ese autor o esa obra y le aporta claves para una lectura del libro mucho más informada.

«Creo que todo buen profesor siente una pasión por aquello que enseña, una pasión que corre subterránea a la docencia y va más allá del aula, está presente en su vida personal como pasatiempo.«

Lo último es el diseño de cubierta. Como no soy artista ni diseñador gráfico, ni tengo ningún don comercial, solo tengo como opciones acudir a los amigos que sí saben de artes gráficas o publicidad; a cuadros que se puedan emplear; miro portadas de otros libros del mismo estilo y temática para hacerme una idea; rebusco en repositorios y bancos de imágenes para realizar alguna composición; e incluso echar mano de la IA, claro. Sin embargo, muchas veces basta una combinación de colores elegante, o un patrón geométrico y cosas por el estilo.

Ya solo queda hacerte con un ISBN, imprimir y distribuir el libro, o, como hacemos la mayor parte, trabajar en POD en plataformas como Amazon KDP o Draft2Digital y similares, lo cual te quita esta parte de logística, almacenaje e inventario.

Que llegue al público adecuado lo fío más a que los lectores lo encuentren. Hay que utilizar bien las herramientas de categorización de la obra, las palabras clave que la posicionan en las búsquedas, apoyarse en publicaciones de blog, con Redes Sociales, reseñas. A quien le interese esa obra o autor le aparecerá mi trabajo como uno de los primeros resultados.

Además de traducir y publicar, también das clases para futuros profesores. ¿Encuentras algún vínculo entre ambas actividades?

Publico y traduzco obras literarias y filosóficas que veo interesantes y, a la vez, en efecto, soy profesor de Filosofía, Lengua y Literatura, lo he sido tanto para alumnos de Secundaria como ahora lo soy para maestros y profesores que aspiran a obtener una plaza en institutos públicos. Lo primero sería impensable si no tuviese una vocación pedagógica en esos ámbitos, que es la que también me lleva a la enseñanza. No es solo un interés personal y lúdico el que me hace recuperar obras, sino también el interés vocacional de quien quiere enseñar y compartir aquello que investiga y encuentra en su propio periplo. Ya te decía antes que acostumbro a elaborar para los libros una introducción cuya finalidad es crítica y pedagógica. Creo que todo buen profesor siente una pasión por aquello que enseña, una pasión que corre subterránea a la docencia y va más allá del aula, está presente en su vida personal como pasatiempo.

¿Cómo influye tu experiencia como docente en tu trabajo como traductor y editor, y viceversa?

El conocimiento de la Literatura me ayuda a poder cribar entre los autores y obras que selecciono, me permite saber qué es aquello que está fuera del foco de lo que se considera una educación básica, el conocimiento medio de los lectores, o qué autores pueden resultar relevantes para determinados círculos. Resulta obvio decirlo, pero yo no voy a publicar a Cervantes y su Quijote o el Romancero gitano de Lorca, no voy a traducir Oliver Twist de Dickens ni Hamlet de Shakespeare, ni autores ni obras por el estilo. Tienen innumerables traducciones y ediciones de distintas editoriales nacionales e internacionales, dirigidas a un público general, o académico y para escolares, en papel y digitales, a precios accesibles, hasta gratis. Incluso un libro de viajes tan desconocido para el público general como Impresiones y paisajes de Lorca, está más que publicado hoy día, también en edición facsímil. No estaría recuperando nada. No tiene sentido. Malgastaría tiempo y esfuerzo en algo inútil. Y, al revés, esta labor también influye en la docencia porque cada nuevo autor que descubro o traduzco me proporciona mayor comprensión de cada época y me facilita proponer a los alumnos ejemplos de creación literaria en tal o cual corriente que no sea recurrir a los autores de siempre. Todo va cayendo en el mismo pozo y ahí se mezcla y se aprovecha en cuanto hago.

¿Cuál crees que es el valor de rescatar estas obras en la actualidad? ¿Sientes que pueden aportar algo nuevo al panorama literario?

El panorama literario actual en español, subrayando la palabra literario, lo encuentro más en los alrededores, en la periferia del gran negocio editorial. En el epicentro editorial se producen libros como se procesan longanizas, mucho oficio y fórmula, nada de arte y estilo, mucha pretensión en discursos vacíos que solo quieren sonar pero realmente no aspiran a llegar a nadie, porque en el fondo son pura fachada, y son conscientes de ello, son simple autobombo exhibicionista o triste propaganda a la que se venden para formar parte de algún grupo, de alguna tribu, sentirse aceptados. Todo parece igual a lo siguiente. Un continuo mercado de explotación de la imagen, de la joven promesa, de la misma fórmula y de creación de marca. Una montaña de mediocridad. Hay una absoluta falta de originalidad, atrevimiento y frescura literarios. Tienes que buscar lo literario en otros sitios, en el extrarradio editorial, en los circuitos de certámenes, por ejemplo, en editoriales medianas y pequeñas de ámbito local o regional, en autores independientes, en blogs… pero, claro, en esa periferia hay de todo y sin control, estamos muchos, hay cosas muy buenas pero también muy malas. En esa periferia incluyo estos rescates, lo que sería una periferia temporal, donde existe esa frescura y osadía en libros y autores del pasado, todavía por descubrir. Más todavía hoy, que parecemos haber vuelto a cierta carga de censura moral, incluso autocensura, y revisionismo puritano, y en el pasado tenemos a quienes lo supieron enfrentar.

¿Tienes algún proyecto en marcha o algún autor olvidado que te entusiasme especialmente recuperar en el futuro?

En este momento sigo trabajando en la Colección Edith Nesbit Inédita. Una vez que terminé con los seis volúmenes de relatos, empecé con las novelas inéditas. Una de ellas ya vio la luz y fue de hecho el primer volumen de la serie, titulado Dormancia, y ahora trabajo en la primera novela que publicó Nesbit. Pero ando investigando también autores en español. Quiero traer de nuevo algunos textos filosóficos de Ernesto Bark, por ejemplo, o alguna prosa de un olvidado noventayochista como Catarineu. El listado que manejo, en realidad, es enorme. Hay trabajo para años.

Para terminar este artículo, os dejamos primero un enlace a la web de Héctor y a sus extensas biografía y bibliografía, que ya darían por si mismas para novela; esperamos que hayáis disfrutado tanto de la entrevista como nosotros de entrevistarle:

Ha sido uno de los finalistas del XII Premio Internacional Jovellanos de Poesía, de entre 2188 poemas presentados. Su poema saldrá en edición con otros treinta seleccionados en un libro editado por Ediciones Nobel con el título «El mejor poema del mundo 2025» (¡exclusiva para Create&Inspire Magazine!).

  • Estudios: Filosofía en UCM; CAP en UCM; Literatura de siglo XIX-XX en Sociedad Cervantina; Formador de Formadores en Escuela de Empresa.
  • Edita el Blog de crítica, reseñas y opinión sobre Literatura y Lengua española Retrato Literario.
  • Trabaja: profesor de Secundaria y Formador de maestros de primaria y profesores de secundaria en áreas de Lengua y Literatura española y Filosofía. Revisor-Corrector académico de TFG, TFM y Tesis de Programas de Doctorado.
  • Premios:
    • Premio del Instituto Cultural Rumano 2010 por el ensayo Pentágono.
    • MAC 2011, 2012 y 2013 a la Divulgación Cultural por el Movimento Arte Contemporânea de Lisboa.
    • Finalista del XII Premio Internacional de Poesía Jovellanos 2025 por el poema Homo viator (incluido en Tópicos, 2025 de próxima publicación).
  • Obras propias publicadas independientes:
    • Poesía:
      • Antología poética (2014/2017)
      • Nocturnal (2016)
      • Lunal0gía (2017)
      • De Puertas Afuera (2019)
      • Amortecer (2022)
      • Tópicos (2025, en publicación)
    • Novela:
      • Misión 109 (2015)
      • Mihai y Veronica (2016)
      • Kepler 62 (2016)
      • El Plomo Avanza (2017).
    • Novela corta:
      • El clan de la hormiga (2015)
      • Ixión (2015)
      • Harass, The God’s Job (2016)
    • Cuento:
      • Humanografía (2014)
      • Cuentos Privados (Vols. I, II y III 2016, 2020 y 2023),
    • Ensayo:
      • Comentarios a Unamuno (2005/2019)
      • Pentágono (2009/2018)
      • Lectura de Tagore (2015)
      • Las sombras de Cervantes (2016)
      • Haz lo que quieras (2017)
      • Lenguaje, verdad y hermenéutica posmoderna: H. G. Gadamer y G. Vattimo (2017)
      • Ensayo portugués (2017)
      • Ensayos sobre Dios (2018)
      • La ideología democrática (2018)
      • Filosofía y Literatura (2018)
      • El utilitarismo de John Stuart Mill (2019)
      • La (in)necesidad de la filosofía (2019)
      • El problema ontológico de la historia (2021)
      • El dogma del sentido (2022)
      • El vuelo de la lechuza (2023)
      • Estudios de filosofía (2025).
    • Arte:
      • Baruch Elron (2012)
      • Maestro Elron (coord., 2016)
      • Ensayos sobre MIEDHO (2017)
      • Arte y Ensayo (2020).
    • Literatura de viajes:
      • Por Berlín (2018).
  • Ediciones y traducciones:
    • La torre gótica o el espectro de Limberg, de Pascual Pérez y Rodríguez (2015)
    • Amparo. Memorias de un loco, de Manuel Fernández y González (2016).
    • El caballero de las botas azules, de Rosalía de Castro (2016)
    • El primer loco, de Rosalía de Castro (2016)
    • Thanatopia y otros relatos. Centenario Rubén Darío 1916-2016, de Rubén Darío (2016).
    • Narraciones y monólogos, de José Echegaray (2017)
    • Las tinieblas floridas, de Mauricio Bacarisse (2017)
    • Cuentos: de ayer y de hoy, de Rosario Acuña (2017)
    • Cuesta abajo, de Leopoldo Alas, Clarín (2017)
    • La mujer fantástica, Carmen de Burgos (Colombine) (2017)
    • La revolución definitiva, Aldous Huxley (Traducción del inglés, 2017)
    • Cuentos de amor de locura y de muerte, de Horacio Quiroga (2018)
    • La mujer de todo el mundo, de Alejandro Sawa (2018)
    • Roque Moreno: novela histórica del Perú, de Teresa G. Fanning (2018)
    • Ética funcional, José Ingenieros (2019)
    • Cuentos que pasan. Amado Nervo Centenario (Edición centenario Vol. 1, 2019)
    • Novelas Cortas. Amado Nervo Centenario (Edición centenario Vol. 2, 2019)
    • Neovitalismo y el problema de la individualidad, de Hans Driesch (Traducción del alemán, 2019)
    • Pedro Sánchez, de José María de Pereda (2019)
    • van Manderpootz, Stanely G. Weinabaum (Traducción del inglés, 2019)
    • El mundo superior, John R. Pierce (Traducción del inglés, 2019)
    • Gutenberg y el niño perdido, de K. G. Nieritz (Traducción del inglés, 2020)
    • El copo de nieve, de Angela Grassi (2020)
    • Cézanne, de Gustav Coquiot (Traducción del francés, 2020)
    • El placer de odiar y otros ensayos, de William Hazlitt (Traducción del inglés, 2020)
    • El porvenir de la filosofía, José Ingenieros (2020)
    • Las cabezas de cerbero, de Gertrude Barrows Bennett (Traducción del inglés, 2020)
    • Entre paréntesis, Roger-Pol Droit y Monique Atlan (Traducción del francés, 2020)
    • Coronavirus: una experiencia filosófica, Roger-Pol Droit (Traducción del francés, 2020)
    • Querida gente, ¿quieren vivir para siempre?, Maurizio Ferraris (Traducción del alemán, 2020)
    • Notas sobre Ende, VV. AA. (Traducción del inglés, 2020)
    • El mito de Punch, VV. AA. (Traducción del inglés, 2021).
    • Abrakadabra: una historia del futuro, de Antonio Ghislanzoni (Traducción del italiano, 2021)
    • El Beso de la Musa, de Paul Cézanne (Traducción del francés, 2021)
    • Ensayos, de Edgar Allan Poe (Traducción del inglés, 2021)
    • Estudios sobre la muerte y otros relatos, de Eric Stenbock (Traducción del inglés, 2021)
    • El rey de las montañas, de Edmond About (2022)
    • Bajo el sello del secreto, Mateiu Caragiale (Traducción del rumano, 2022)
    • Poesía seleccionada, Michael Ende (Traducción del alemán, 2022)
    • Colección Edith Nesbit Inédita (Traducción del inglés)
      • Dormancia (2023)
      • Sucede algo malo (2023)
      • Cuentos sombríos (2024)
      • Como en casa (2024)
      • El sentido literario (2024)
      • De hombres y mujeres (2024)
      • Miedo (2024)
      • El manto del profeta (2025 por publicar)
  • Cuentos Completos, de Nilo María Fabra (2023)
  • Las cabezas de cerebro, de Gertrude Barrows Bennett (Traducción del inglés, 2020)
  • El fuego solar y otros relatos, de Gertrude Barrows Bennett (Traducción del inglés, 2025)
  • Colaboraciones:
    • Introducción a Visiones y Comentarios, de Miguel de Unamuno (Ediciones Antígona, 2010)
    • Editor de Los ángeles también lloran, Maria Teodora Miclea (Ediciones Antígona, 2011)
    • «Escribir hoy la utopía del mañana», ensayo biográfico-crítico introductoria a Ende interminable, VV. AA. (Tinta Púrpura, 2020)
    • Traductor de Te odio, Sherlock, Arthur Conan Doyle (Tinta Púrpura, 2022)

Casi nada, ¿eh?

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